El papel de la mujer
Entre los antiguos celtas la mujer ocupaba un papel muy importante, sorprende su posición en igualdad de derechos y deberes al lado de los hombres. Las mujeres podían ser guerreras, druidesas y hasta jefes de los clanes y reinas; su papel como sostén y generadora de la vida era profundamente reconocido e incluso venerado, y en la mitología celta figuran numerosas diosas.
Algunos del los rasgos más relevantes de esta cultura y su legado pueden resumirse en el aspecto ritual que caracterizaba todas las actividades realizadas por los celtas, su estrecha conexión con la naturaleza y su música a la vez alegre y solemne.
En Asterix podemos comprobar el caracter de Karabella, quien mantiene a raya a Abraracurcix en todo. Hemos querido destacar también un apartado a las mujeres celtas, ya que, como se verá, hay motivos para ello. Las mujeres galas eran muy desinhibidas por el contacto que mantenían con los hombres desde su infancia. A pesar de tener muy poco de pudorosas, les gustaba adornarse y cuidar su físico. Hacían lo que seguramente no hacían las más distinguidas señoras romanas y era lavarse dos veces al día. Los cabellos rubios o pelirrojos los llevaban anudados en trenzas y se ponían muchos adornos. Les gustaba acaparar la atención del hombre y en las fiestas aparecían con capas a rayas o cuadros acompañados de bordados de oro y plata.
Las mujeres celtas conocían el manejo de las armas y amaban a los suyos con más pasión que a su propia persona. Una mujer celta iracunda era algo que había que temer, puesto que no era raro que luchasen al lado de sus hombres, y a veces, mejor que ellos. No podemos olvidarnos de la reina de los icenios, Boudicca, que ella con su carro de ejes cortantes fue quien rompió las filas de la IX Legión. Podían las mujeres celtas guiar y prevalecer sobre los suyos, en el caso britano lo vemos en Boudicca y en Cartimandua, la reina de los brigantes, quien apresa a Caradawc. Antes del matrimonio la mujer era cortejada y conquistada como un ser superior, y en el ejercicio de sus privilegios podía desdeñar, mirar con enojo atenciones hasta de reyes y príncipes, eligiendo a quien quisiera. Luego del matrimonio ella no era propiedad de su marido, eran compañeros en una aventura matrimonial. La esposa permanecía como dueña exclusiva de sus propiedades, tampoco las propiedades habidas juntamente o poseídas por ambos podían ser vendidas o cedidas por el marido, sus derechos sobre los bienes comunes eran iguales y para disponer de ellos era necesario el voluntario consentimiento de ambos. La mujer casada podía proseguir con un caso legal, podía ser titular de derechos y demandar a sus deudores. Cuando se reclamaba sobre las cosas de un deudor, ella embargaba las cosas apropiadas para mujeres, artículos tales como husos, espejos, etc
darle la importancia a la mujer celta ya que fue una ayuda muy importante para el hombre celta, puesto que eran mujeres robustas en su mayoría y ayudaban tanto como en el vivir como en la guerra con los bárbaros o adversarios.
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